lunes, 6 de abril de 2015



FERNÁNDEZ DE VAL



En Costa Rica pocas familias ha habido tan fecundas en hombres notables y puede asegurarse, sin temor a errar, que ninguna se ha distinguido más por sus condiciones de inteligencia y por otras relevantes prendas, como los Fernández de Val” (Del Tomo II de Comunicaciones al ‘XV Congreso Internacional de las Ciencias Genealógicas y Heráldicas’ en Madrid, España, en 1983, p. 5., citado por Joaquín Alberto Fernández Alfaro en el Nº 30-31, de la Revista de la ACCG, 1978).

“Cada linaje parece tener un rasgo característico.  La humildad y la sencillez han caracterizado a la casa de Fernández de Val, a pesar de sus reconocidos dotes de inteligencia y de altruista dedicación y al hecho de haber ocupado posiciones muy conspicuas. (…)

En opinión de don Cleto González Víquez, la familia Fernández Martínez ocupó en España un alto asiento.  (…) a fines del siglo XVII, Juan Fernández vivía en la ciudad de Cartago donde llevó ‘una existencia oscura’.  No fue gran empresario, ni desempeñó elevadas funciones públicas, ni poseyó considerables bienes de fortuna, ni se ligó a las familias que pretendían descender del Gran Capitán o del Rey D. Pelayo.

‘Por lo mismo, ni sirvió de pasto a las habladillas de maledicencia, ni tuvo que soportar los envenenados dardos de la envidia; fue, en suma, un honrado vecino de Cartago,  en sus costumbres, contento en su medianía, y así, transcurrió su vida, ni envidioso, ni envidiado’  (Orlando Salazar,  1975, pp. 13-14)



LA VILLA DE SEDANO, ESPAÑA



“Ubicada en el Valle de Sedano (Burgos, Castilla La Vieja, España).  Este valle, en documentos de los años 734, 1005 y 1055, es llamado Etano, y ya en ese mismo año de 1055 aparece la grafía Sedano, así como en donación de 1099. (…) Las actividades cívicas y la participación en la vida política del valle era muy activa, motivándose a sus habitantes en la praxis política y la atención por la cosa pública”. (Fernández Alfaro, ídem).




JUAN FERNÁNDEZ DE VAL Y MARTÍNEZ



S
e reconoce en el Teniente Juan Fernández de Val y Martínez la fundación del apellido en Costa Rica. Tenía el Grado de Alférez y fue Sargento Mayor en 1735 (según Castro y Tossi).  Procedente de Sédano, Burgos, Castilla La Vieja, España donde nació en 1673.  Murió en Cartago en 1737. Valverde (en www.anit.es/sava/savagen.htm) lo reconoce como una:

“Persona modesta y de escasos recursos pecuniarios, hubo de entregarse al desempeño de trabajos agrícolas, y otros menesteres con mediocres resultados, posteriormente dedicóse a la enseñanza, fundando en julio de 1736 una escuelita de primeras letras en Cartago, mediante la ayuda del Cabildo de dicha ciudad. Al ocurrir su fallecimiento algún tiempo después, dejó una descendencia de 11 hijos, dos de los cuales, nombrados Manuel Felipe y Pedro Nicolás se consideran como los principales progenitores de las actuales familias Fernández de Alajuela y San José (Alvaro Fernández Peralta)”.

“Según Castro y Tossi, su sencillez fue una característica vinculante cuando afirma que ‘Juan Martínez Fernández (como humildemente se hacía llamar aunque tuviera derecho a más resonantes apellidos) en dos exposiciones que hace en su calidad de maestro de los niños de Cartago, insiste sobre la obligación del maestro de enseñar doctrina cristiana a sus discípulos a la par de las artes de leer, escribir y contar, y que aplicará esta doctrina a sus propios hijos, lo comprueba una lúcida pléyade de estimabilísimos sacerdotes de su sangre (…)

Ignoramos aún, las verdaderas causas que impulsaron a Juan Fernández de Val y Martínez de Val  para pasar a las Indias y las circunstancias que lo llevaron a radicar en esta provincia, pero sí tenemos amplias noticias de sus antecedentes en España (…)

  Maestro de escuela de Cartago, progenitor de tantos hombres ilustres, entre ellos el Benemérito de la Patria don Mauro Fernández Acuña, el introductor en Costa Rica de la enseñanza pública gratuita. 

Digamos de paso que don Mauro no hizo en eso más que llevar al plan nacional una idea que ya había concebido su  antepasado el maestro Juan Fernández Martínez, quien al ofrecer al Cabildo de Cartago establecer una escuela para la ‘enseñanza de los niños’ decía:
‘Me alegro asimismo de recibir a todos los niños pobres que sus padres no tuvieron con qué pagarme y de darles la misma enseñanza que a los demás’, para lo cual solo pide la acostumbrada suma de 25 pesos al año, pagaderos por el Fondo de Propios de la Ciudad para la enseñanza de los cuatro niños pobres, extendiendo pues esta obra caritativa a todos los niños pobres que quisieran estudiar (Cartago, 2 de julio de 1736).  El cabildo resolvió que, conforme la costumbre, estuviere solamente obligado a dar la enseñanza gratis a 4 niños pobres ‘hijos de personas nobles 25 pesos anuales, pero… en pesos cacao.

  La familia de Fernández de Val en Sedano, aunque modesta, era limpia de toda mala sangre de generaciones postergadas (judíos, moriscos, agotes o gitanos) como lo probó su tronco en información ante la justicia ordinaria al pasar a Indias, requisito indispensable en aquel tiempo, y debía connotar parentesco con los hidalgos Fernández de Moradillo de Sedano, 2 veces ejecutoriados en Valladolid por su mucha nobleza e hidalguía, a los que perteneció Alonso Fernández, Procurador General del Valle y Honor de Sedano, por el Estado de los hijosdalgos en 1596 y 1601” (Castro y Tossi, 1975, en Nº 22 de la Revista de la ACCG, pp. 136-138).

“El 25 de febrero de 1699, contrajo matrimonio en Cartago con doña Cayetana de Acosta y Aguilar, hija del griego Antonio de Acosta Arévalo ‘el rey del cacao’ y de doña Josefa Aguilar.  La dote otorgada por don Antonio ascendió a los tres mil doscientos setenta y cinco pesos y el novio ofreció arras por valor de quinientos pesos.  Con ese capital, un

  hombre de otro carácter hubiera logrado hacerse rico, pero don Juan no tenía las condiciones que sirven para encaminarse a la riqueza.


 ‘tener una familia numerosa, no privada de una educación conveniente, y mucho menos obligar a los hijos a padecer estrecheces a pretexto de insuficiencia de entradas, era una receta segura para achicar una fortuna de suyo pequeña; y así, cuando en 1713 Fernández se vio enfermo de algún cuidado e hizo testamento, confiesa que sus bienes habían venido a menos’


  No murió en esa oportunidad, pero siguió por muchos años arrastrando una vida de dificultades y pobrezas. ‘Las cosas tanto apuraron, que en 1736, para poder sobrevivir, se resolvió a poner una escuela de primeras letras’.  

Al dedicarse a la enseñanza contaba con setenta y tres años, por lo que pareciera ser que lo hizo empujado por la necesidad.  En su memorial al Señor Alcalde Ordinario le dice:  ‘Yo me hallo con el ánimo deliberado de poner escuela y enseñanza de niños para que aprendan la doctrina cristiana, leer, escribir y contar, a lo cual me aplicaré con todo esmero y cuidado, pagándome lo acostumbrado por dicha enseñanza; y me obligo asimismo a recibir a todos los niños pobres que sus padres no tuvieren con qué pagarme y a darles la misma enseñanza que a los demás (…)’.

  La escuela de don Juan Fernández se abrió en julio de 1736, pero apenas duró una semana, debido a la peste de las cejas que reinó en Cartago y mató a más de 200 personas.  Una de las víctimas fue su esposa, muerta en marzo de 1737.  El 2 de diciembre del mismo año ‘arruinado y oscuro’ murió el fundador del linaje Fernández en nuestro país.

Don Juan Fernández tuvo ocho hijos de los que cinco fueron varones.  De estos últimos don Pedro Nicolás y don Manuel Felipe formaron las dos ramas principales que han llegado hasta nuestros días” (Salazar, ídem, pp. 15-16).

Juan Fernández y Cayetana “casaron por 1699; la carta dote es de 25 de febrero de este año, en Cartago y sube a 3.625 pesos, entre cuyo valor mil árboles de cacao frutales, en el Valle de Matina, a 2 pesos cada uno. Arras: 500 pesos.

Ya se ha dicho y escrito, no recuerdo por quién; tal vez por el mismo don Cleto en Pandemónium: ocho de nuestros presidentes descienden de este tronco, y son ellos: D. Juan Mora Fernández, D. Manuel de Aguilar, D. José María Montealegre, D. Bruno Carranza, D. Vicente Herrera, D. Próspero Fernández, D. José Joaquín Rodríguez y D. Rafael Yglesias.

Lo curioso es que si subimos un peldaño más, y en vez de arrancar de Fernández Martínez y doña Cayetana, arrancamos de los padres de ésta tendremos que diez de sus descendientes han ocupado la presidencia de Costa Rica, los  ocho  que quedan dichos y don Aniceto Esquivel y don Julio Acosta García; un poco más de la tercera parte de los Presidentes de Costa Rica, que han sido hasta la fecha 27, excluyendo a Morazán, que no era costarricense”. (Eladio Prado, en Nº 13-14 de la Revista de la ACCG, p. 57).

Fue hijo de
Agustín Fernández de Val, bautizado el 3 de setiembre de 1642 en la Iglesia de Santa María, en la Villa de Sédano, lugar donde nació, se casó y  donde falleció el 25 de abril de 1688.  (1684 establecen los documentos solicitados en España por Mario Fernández Piza en 1977 y que aparecen en Nº 25 de la Revista de la ACCG, 1978, pp. 16-27. En ellos se determinan que hijos de su relación con María Martínez fueron también: José, Marcos, Felipa, María, Ana y Antonia).
Hijo de
Francisco Fernández del Campo (n. en Sedano en 1616).  Valverde (ídem) establece que murió en 1688 en la misma ciudad.  Los textos de Fernández Piza, establecen la documentación nobiliaria del personaje:

“Figura asentado como Hidalgo Notorio y residente en la Villa de Sedano en el Padrón de la Moneda Forera que se efectuó en la indicada Villa el 6 de diciembre de 1638 siendo empadronadores Juan Gutiérrez por los hijosdalgos y Pedro Fernández de Heres por el Estado General cuyo  padrón se realizó con la intervención del Teniente de Corregidor don Juan de Arce y el Escribano Público Antonio de Cabria.

Con idéntica calidad consta también en el padrón de Moneda Forera que se realizó el 10 de agosto de 1644 siendo Empadronadores Juan Val por los hijosdalgos y Pedro de Mena por el Estado General interviniendo el mismo Escribano Antonio de Cabria.

Con la misma condición de Hijodalgo Notorio figura también en otro padrón de Moneda Forera realizado el 28 de agosto de 1650 a fe del mismo Escribano y siendo empadronadores Juan Pérez por los caballeros hijodalgo y Juan Hernández por el Estado General.

Archivo General de la Cancillería de Valladolid, Sala de los hijosdalgos, Legajo 247, Expediente Nº 3, Padrones de Sedano” (ídem, p. 24).

Fue hijo de
Francisco “el mozo” Fernández, “de Mozuelos”, hijo de
Francisco “el viejo” Fernández
y de mujer desconocida

Valverde (ídem) establece que desempeñó los siguientes cargos: “Regidor de Mozuelos (1626), Procurador de Mozuelos (1617 y 1622) y Procurador de la Villa de Sédano (1620-1622)”, cargos que son cotejados por Fernández Alfaro (ídem)

y de Marta del Campo La Fuente (+ 1661), hija de
Juan del Campo
y de María de la Fuente

y de María de Val Pérez de Heras (1619-1680), hija de
Pedro del Val Barahona, hijo de
padre desconocido
y de Francisca Barahona

y de María Pérez de Heras, hija de
Juan Pérez de Heras
y de María Fernández de Grodilla

y de María Martínez Fernández con la que se casó el  15 de octubre de 1622 en Turbilla del Agua. Nacida el 15 de marzo de 1641 y fallecida el 26 de setiembre de 1713, hija de
Agustín Martínez de Val (1617-1696), hijo de
Andrés Martínez, Regidor de Tablada en 1619, nombrado en 1606 (Según Fernández Alfaro, ídem)
y de María del Val Pérez (1591-1636), hija de
Francisco de Val
y de Justa Pérez

y de María Fernández de Elvira (1612-1683), hija de
Juan Fernández de Elvira (+ 1660), hijo de
Diego Fernández de Elvira
y de Casilda de la Iglesia
y de Ana Herrero  (+ 1690)

Volviendo a Juan Fernández de Val y Martínez, fundador del apellido en Costa Rica se establece que estuvo casado con

Cayetana Acosta Arévalo y Aguilar desde el 25 de febrero de 1699.  Ella nació en 1683 y falleció en 1737.  En certificación presentada por Fernández Piza (ídem) consta que:

“Por la carta de recepción de dote otorgada por el mismo que estaba tratando de casar con Doña Cayetana de Acosta Arévalo, hija legítima de don Antonio, ya difunto, y de doña Josefa de Aguilar, vecina de Cartago.
La carta fue firmada en Cartago en 25 de febrero de 1699 ante Blas González Coronel, escribano público del Cabildo [Archivo Nacional de Costa Rica, Sección histórica, Protocolos Coloniales, Nº 852, Folio 17, vuelto y siguientes”.

La ascendencia de Cayetana Acosta Arévalo y Aguilar es un asunto complejo de tratar.  En resumen, su origen es disfrazado a causa de la relevancia social que esta familia alcanzó en la vida colonial de Cartago o por criterios que, como se verá,  son para ellos difíciles de confesar o de afrontar. 

En primera instancia, fue hija de

Antonio de Acosta Arévalo griego radicado en Costa Rica, nacido en 1640 y fallecido en 1691.  Julio Revollo Acosta (1960, Nº 8 de la Revista de la ACCG, citando a Cleto González Víquez) refiere a que su arribo a suelo patrio se produjo alrededor de 1659, luego de haberse desempeñado como artillero de la Marina Real Española. Menciona Revollo que: “se nota que Acosta Arévalo era un empresario siempre alerta; que no se duerme, que hace frente a la adversidad y que va siempre adelante. (…) Escribía bastante bien y no redactaba tan mal, además sabía inglés”.

Valverde (ídem) añade que Acosta fue

“El más poderoso cacaotero de su época. Sus hijas doña Francisca y doña Antonia casaron con don Gregorio y don Agustín Alvarado de Azofaifo (quienes pospuestos socialmente por su origen, lograron labrarse importantes fortunas por el cultivo de cacao y negocios que tuvieron), fruto de la unión extramatrimonial de Pedro de Alvarado y Ramiro Corajo con una señora de la gran casa de Azofaifo Tenorio.

  Estuvo como se sabe, casado en primeras nupcias obteniendo la anulación de las mismas.  Los motivos para esta anulación no se han podido establecer a pesar de constante búsqueda de nuestra parte (…) La primera esposa de Acosta era hija bastarda de Juan de la Cruz, quien también se llamó Juan de la Cruz Madrigal y era hermano de Mateo de Madrigal, de éste consta que era bastardo de Cristóbal de Madrigal, hijodalgo de la conquista; pero sospechamos que el Juan de la Cruz aunque hermano de madre de Mateo, no lo fuese su padre, aunque lo pretendiera por el uso del apellido Madrigal, que Acosta Arévalo se casara con la dicha su hija, creyendo que era del linaje de los Madrigales, pero que al descubrir lo contrario pidió que su matrimonio se anulara” (Castro y Tossi, Nº 2 de la Revista de la ACCG, 1955, p.84).

Datos más recientes permiten establecer que este matrimonio sucedió efectivamente con  Juana de la Cruz Fonseca (Madrigal), hija de Juan de la Cruz Fonseca.  Fue anulado en 1665.  Hijos de esta unión fueron, sin embargo:
Gregoria de Acosta Arévalo (1665-1694), casada con José de la Proa y
Juana de Acosta Arévalo, casada con Juan Antonio Foto (Soto).  En tales términos los presenta Sanabria, Cartago, p. 16, Tomo I).

Antonio, casado con

Josefa de Santiago Aguilar, fueron padres de los siguientes hijos (con apoyo en documentaciones de Revollo [ídem]):
Gaspar de Acosta Arévalo y Aguilar (n. 1679), casado con Gertrudis Valerino;
Miguel de Acosta Arévalo y Aguilar (n. 1681), casado con María Mayor Marín;
Antonia de Acosta Arévalo y Aguilar (n. y B. en 1684, T. 1753 +1754), casada en Cartago en 1702 con Agustín de Alvarado Azofeifa (n. 1761, T. 1711);
José de Acosta Arévalo y Aguilar (n. y B. en 1685), casado con María de Ballesteros Saavedra;
Manuel Andrés de Acosta Arévalo y Aguilar (n. 1689),
Francisca Lorenza de Acosta Arévalo y Aguilar (n. y B. 1691 + 1715), casada en Cartago en 1708 con Gregorio de Alvarado Azofeifa;
Juana de Acosta Arévalo y Aguilar;
Josefa de Acosta Arévalo y Aguilar y la referida

Cayetana de Acosta Arévalo y Aguilar, casada con Juan Fernández de Val Martínez.

En Josefa de Santiago y Aguilar (n.1658 y + en 1773 ó 1734)  se inicia el conflicto de ascendencias.  Revollo explica esta confusión en términos verdaderamente simples: “Esta segunda mujer de Acosta aparece como ‘Josefa de Aguilar’, en otras como ‘Josefa de Aguilar y Santiago’ si no ‘Josefa de Estefanía’”.  Por ende, las próximas líneas se dirigirán a definir el por qué de la aparición de tantos nombres.

En la realidad ella fue hija natural de:
María Estefanía de Aguilar (+ en 1677) y muy probablemente un
Francisco de Aguilar.  Se hace esa referencia pues la combinación de este nombre y apellido se da en varios registros coloniales, por lo que a ciencia cierta, no se sabe de quién se trata realmente.

En este caso se asume que María Estefanía de Aguilar (y Alarcón Chacón) fue hija de
Francisco de Aguilar Palacios (n. 1585, hijo de
Diego de Aguilar

“Nació en 1548. Murió en 1613. Entró con las Huestes de Venegas de los Ríos. Vino de la provincia bastante joven, de 18 años, en 1566, en compañía de Juan Solano, con quien estuvo muy ligado. En 1593 era diputado de una cofradía en Cartago. (Meléndez, aquí su hijo Francisco nacido en 1585 aparece casado con Juana Chacón” (Valverde, ídem)

y de  Catalina de Palacios Hernández “Nació en 1570. Murió en 1586. Señora y encomendadora del pueblo Cóo (Cot), por mitad, y del pueblo de Cenuro” (Valverde, ídem); hija de
Matías de Palacios

“Nació en 1550. Murió en 1608. Encomendero de Cóo, Caraquiború y Ceruro, soldado muy valiente y esforzado. Alcalde ordinario. Entró con Perafán de Ribera. Vino a la provincia procedente de Honduras, con criados, armas y caballos, a su costa y minción, acompañando a Perafán a las jornadas del Río La Estrella; es uno de los fundadores de la ciudad de Nombre de Jesús. En 1569 recibió la encomienda de Caraquiború y Ceruro con 200 indios. En 1589 era encomendero de la parcialidad de Cot. A principios de 1601 era Alcalde Ordinario de la ciudad de Cartago. Hay biografía suya en Víquez Segreda, Juan Rafael. 1955-62. Relación de méritos y servicios suya, publicada en Peralta, Manuel María. 1883:660-678. Sus hijos Mateo y Melchor murieron a manos de los indios de Talamanca”. (Valverde, ídem, citando a Meléndez)

y de Luisa Hernández Según Valverde, citando a Castro y Tossi:

“Murió en 1639. Fue una de las matronas más conspicuas de la primitiva Cartago. Era hija de una India Principal Chorotega de Nicoya, por lo que gozaba de gran prestigio entre los indios de Costa Rica. En segundas nupcias casó con Juan de Lamas”. 

Fue hija de Domingo Hernández

“Nació en 1536. Conquistador, encomendero en Cóo y Chirripó. Corregidor. Vino con el Licenciado Cavallón desde la ciudad de Guatemala, a su costa, con caballos y criados. Figura en forma muy activa en las diversas expediciones realizadas tanto por Cavallón como por Vázquez de Coronado y Perafán de Rivera. Este último le favoreció con la encomienda de Cot con 175 indios y la de Chirripó con 150 indios, el año de 1569. Vivía en Aranjuez el año de 1574 y fue uno de los fundadores de Espíritu Santo. Residía todavía en 1598 en Espíritu Santo de Esparza. En 1580 había sido corregidor de Nicoya. Figura como juez de indios de Garabito en 1605 y vivía aún en Esparza en 1607. Hay biografía suya escrita por Juan José Gómez. Véase Trejos, José Francisco (compilador). 1940:133-145. Una relación de méritos y servicios suya, está en Fernández León, 1881-1907, VII:215-250.” (Meléndez)

y como dice Valverde, puede ser hija de la indígena chorotega

y de Juana Chacón Alarcón (n. 1592), hija de
Juan de Alarcón Rabaneda

y de Leonor Chacón Narváez, hija de
Pedro Narváez
y de Isabel Ortega de Villavicencio

Un documento de 1635, correspondiente al testamento de Leonor, la establece efectivamente como hija de Pedro e Isabel, poniendo fin a la discusión originada al principio de este texto sobre si estos eran los padres de Juan de Alarcón o los de su esposa (Norberto Castro y Tossi, citando PAC, Nº 804, f. 20, cat. T.I. en Nº 2 de Revista de la ACCG, 1955, p. 80).

La llamada Carta Dotal de “Pedro Vargas, natural de Cádiz, a favor de su esposa María Estefanía de Aguilar, viuda de Juan Herrera, hija de Francisco de Aguilar y de Juana Chacón, fecha a 7 de febrero de 1649” (Castro y Tossi, 1955, ídem).  Por ende, vuelve a referirse al hecho citado anteriormente. No obstante algunos documentos la presentan como hija de María de Aguilar y Palacios (hija de Diego de Aguilar y de Catalina Palacios) y de Pedro de Santiago Galindo, padres adoptivos de   María Estefanía de Aguilar, razón por la cual se le registra habitualmente como María Estefanía Santiago de Aguilar.  De modo interesante en la dote que Acosta Arévalo recibió, se menciona que Josefa es una “niña huérfana criada por María de Aguilar” [Revollo, ídem]. La María de Aguilar y Palacios fue esposa también de Pedro del Pueyo.  De hecho en un documento de registro de matrimonio de Josefa con Antonio de Acosta Arévalo, aparece como hija de María de Estefanía.  Ella [Josefa, la esposa de Acosta] aparece también como “De Estefanía” (5 de setiembre de 1677].  Al respecto añade Castro y Tossi que:

“Aquí pareciera que ‘Estefanía’ fuera apellido, pero no lo es sino el segundo nombre de pila de doña María, citada (…) como María Estefanía de Aguilar (…) Josefa, mujer de Antonio de Acosta Arévalo, e hija, como se verá, de Francisco de Aguilar” (ídem, p. 81).

“La dicha Josefa ahora del apellido ‘Santiago’, que le viene por el marido de su madre adoptiva, María de Aguilar, pues ésta no e la doña María Estefanía de Aguilar y Alarcón Chacón, sino María de Aguilar y Palacios, mujer de Pedro del Pueyo y de Pedro de Santiago Galindo” (ídem, [citando PAC, Nº 825, f. 100], p. 81).

Conflicto nuevamente en 1687, cuando María Estefanía de Aguilar vende a su yerno Antonio de Acosta Arévalo “unas casas en esta ciudad (Presenta la particularidad [el documento] de que está tachado al principio por dos veces el nombre de la otorgante y puesto entre renglones ‘Josefa’, pero la firma dice María Estefanía de Aguilar” (ídem, [basado en PAC, Nº 836, f. 41, cat. T.L., p. 300], p. 81).

Castro y Tossi presenta en relación con documento de PAC, (Nº 842, f. 27, v.cat.T.L., p. 362) una escritura del 22 de abril de 1692 mediante la que nuevamente Josefa de Santiago hace una venta a Francisco de Bonilla; situación que prevalece en 1694 en una venta de un esclavo a José de Prado (ídem, [Nº 845, f.9, p. 391] p. 82).

Asunto concluyente de esta ambivalencia debiera ser el testamento de Josefa de Santiago Aguilar cuyo análisis hace Castro y Tossi (Por el valor de la cita se hacen señalamientos especiales que no se han hecho en las anteriores):

“Hija natural de doña María de Aguilar, finada, viuda de Antonio de Acosta Arévalo (…) Cartago, 4 de setiembre de 1711. (Aquí, como en el inmediato anterior, se ve a doña Josefa usar los apellidos de sus padres adoptivos, en lo cual el segundo correspondía al de su madre y aún al de su padre [Aguilar], pues existen otros dos testamentos de esta señora, y en el último se apellida de Aguilar, solamente, y se dice hija legítima de Francisco de Aguilar y de doña María Estefanía de Aguilar.  Nótese que se distinguen las dos Marías de Aguilar, una madre verdadera y otra madre adoptiva de doña Josefa, porque la primera usa siempre de la ‘Doña’ y así es calificada, aún cuando no se agrega su segundo nombre de ‘Estefanía’, así es que en el testamento del suso citado se trata de la madre verdadera y no de la adoptiva.  No creemos que su padre Francisco de Aguilar, quien era sin duda cercanísimo deudo de Francisco de Aguilar, padre de doña María Estefanía, se haya casado en forma tardía con ésta, sino más lógicamente que la hija de ambos doña Josefa, fuese legitimada por Real disposición y cédula, cosa que aunque rara en nuestra Colonia, donde poco o nada se preocupaba de legitimidad o bastardía, se hace creíble por la gran fortuna de Antonio de Acosta Arévalo, que permitía sufragar los gastos que tal objeto requería” (ídem, p.82).

Asimismo Castro y Tossi señala una idea interesante que puede explicar estas complicaciones en los registros:

“Había cercano parentesco entre Francisco de Aguilar, padre de doña María Estefanía, marido de Juana Chacón, y Francisco de Aguilar, amante de la dicha doña María Estefanía y madre de doña Josefa, por lo cual el matrimonio entre ambos no pudo realizarse y que explicaría las reticencias que se encuentran en estos documentos con respecto a la paternidad de doña Josefa, hasta su último testamento donde aclara las cosas” (ídem, p. 86).

Añade otro criterio adicional:

“También el hecho de que doña María Josefa hubiese sido criada por María de Aguilar y Palacios, fecunda matrona de Cartago de aquella época y cargada de su propia numerosa prole, sugiere algún nexo de parentesco entre María Estefanía de Aguilar y María de Aguilar Palacios, y entre ésta y Francisco de Aguilar, padre de doña Josefa.  No se ha podido hallar ningún nexo entre estos Aguilares citados y Diego de Aguilar, casado con Leonor Jiménez, tronco de la gran casa de Aguilar, de los pobladores y vecinos de Villa Nueva (hoy San José)” (ídem, p. 86).


Hijos de Juan Fernández y de Cayetana de Acosta fueron (fundamentado con las fuentes mencionadas y con Sanabria, San José, p. 1005):
Pedro Nicolás Fernández de Val y Acosta Arévalo (n. 1720, +1808, Juez de los Campos de Aserrí y de la Villa de San José [1759 y 1771], casado con Catalina Tenorio;
Andrés Fernández de Val y Acosta Arévalo (n. 1702),  casado con María Josefa de Trejos;
María Fernández de Val y Acosta Arévalo,
Cosme Damián Fernández de Val y Acosta Arévalo,
Josefa Fernández de Val y Acosta Arévalo,
Dionisio Fernández de Val y Acosta Arévalo, casado con Petronila Valverde;
Isabel Fernández de Val y Acosta Arévalo,
María Josefa Fernández de Val y Acosta Arévalo (conf. 1752), casada con Pedro Corrales y con Juan Masís Barboza

y Manuel Felipe Fernández de Val y Acosta Arévalo, (n. y B. en 1718 en Cartago, + en Granada, Nicaragua en 1786).  “Alcalde de la Santa Hermandad del Valle de Aserrí y Población de San José en 1763” (Fernández Alfaro, ídem).

“Don Pedro Nicolás y don Manuel Felipe Fernández de Val y Acosta Arévalo, residentes en la colonial Cartago, se trasladaron a principios del siglo XVIII a los fértiles valles occidentales motivados en parte ‘por hallarse el valle de Cartago y el vecino de Ujarrás ya fuertemente poblados’.

En los valles occidentales ‘aun quedaban tierras realengas y los grandes propietarios no tenían objeción en vender a un precio ínfimo parcelas de sus haciendas a los nuevos pobladores’ (citando a Castro y Tossi). Los Fernández de Val, don Pedro y don Manuel, al igual que los dinámicos y emprendedores colonos que abandonaban la conservadora Capital, venían con el principal objetivo de dedicarse al cultivo del trigo, de la caña o del tabaco. (…)

Se casaron con miembros de las familias fundadoras de San José.  Don Pedro se casó con doña María Catarina Tenorio de Azofeifa y Rodríguez de Castro, según Castro y Tossi, de la gran casa de Azofeifa y Tenorio.  Don Felipe Fernández de Val casó con doña María Josefa de Umaña y corral, ‘de muy  noble prosapia’, nieta de don Tomás de Umaña e hidalga que vino a Costa Rica y se enlazó con una de las principales estirpes conquistadoras’.” (Salazar, ídem. pp. 17-18).

Casado con María Josefa Umaña Corrales, (n. y B. 1727, + 1778 en ‘El Murciélago’ [Tibás]), hija de
Juan de Umaña López de Ortega, hijo de
Tomás de Umaña, Fundador
y de Laureana López de Ortega, hija de
Diego López de Ortega y Phelipe de Ortega, hijo de
Jerónimo de Phelipe y Coto de Herrera, Fundador
y de María López de Ortega y Ortega, hija de
Juan López de Ortega, Fundador
y de Catalina de Ortega

y de Ana de Chaves, hija de
Cristóbal de Chaves, hijo de
Cristóbal Sánchez de Chaves, hijo de
Francisco de Chaves
y de Catalina Martín

y de Inés García

y de María de Alfaro y Gutiérrez, hija de
Cristóbal de Alfaro
y de Catalina Gutiérrez Xaramillo, hija de
Gómez Xaramillo
y de Magdalena Gutiérrez

y de María Josefa Corrales Guzmán, hija de
Bonifacio Corrales Padilla, hijo de
Juan Bautista Bonifaz del Corral, hijo de
Bartolomé Bonifaz del Corral
y de María de Acevedo
y de Agustina de Padilla

y de Juana Guzmán Portocarrero, hija de

Jerónimo de Guzmán Portocarrero, hijo de
Alonso Guzmán Portocarrero, hijo de
Jerónimo de Guzmán y Saavedra, hijo de
Alonso de Guzmán y Cervantes, hijo de
Martín Guzmán y Ponce de León, hijo de
Pedro Guzmán de Hinestrosa, hijo de
Juan de Guzmán y Castilla, hijo de
Juan Alonso de Guzmán y Osorio, hijo de
Juan Alonso de Guzmán y Coronel, hijo de
Alonso Pérez de Guzmán, hijo de
Pedro Guillén de Guzmán, hijo de
Guillén Pérez de Guzmán, hijo de
Pedro Ruiz de Guzmán
y de Urraca Díaz

y de María González Girón, hija de
Gonzalo Ruiz de Cisneros
y de mujer desc.

y de Isabel Alonso

y de María Alonso Coronel, hija de
Fernán González Coronel, hijo de
María Fernández Coronel
y de padre desc.

y de Sancha Vázquez de Acuña

y de Urraca Osorio, hija de
Alvar Núñez de Osorio, hijo de
Alvar Rodríguez Osorio, hijo de
Rodrigo Rodríguez Osorio,
hijo de Rodrigo Rodríguez Osorio
y de Mayor Álvarez de Asturias

y de mujer desc.

y de Elvira Núñez, hija de
Obispo Nuño de Astorga
y de mujer desc.

y de mujer desconocida

y de Beatriz de Castilla y Ponce, hija de
Enrique II de Castilla
y de Beatriz Ponce de León

y de Lope López de Hinestrosa, hija de
Ruy Gutiérrez de Hinestrosa, hijo de
Juan Fernández de Fenestrosa y Arias, hijo de
Fernán González de
Fenestrosa y
Stúñiga, hijo de
Gonzalo Pérez de Fenestrosa y Stúñiga, hijo de
Pedro Ruiz de Fenestrosa y Carrillo, hijo de
Ruy Martínez
y de Elvira Carrión

y de María de Stúñiga, hija de
Fernán Ortiz y  Stúñiga
y de Teresa de Prada

y de Teresa Ceballos, hija de
Gonzalo Díez de Ceballos

y de Antolina de la Hoz, hija de
Martín Antolínez de la Hoz
y de Godo Galíndez de Gordojuela

y de María Arias de
Asturias, hija de
Arias Díaz de Asturias
y de Aldonza Ramírez

y de Sancha

y de Leonor Pérez de Córdoba, hija de
Martín López de Córdoba
y de Sancha Alonso Carrillo

y de Isabel Ponce de León, hija de
Juan Ponce de León, hijo de
Pedro Ponce de León, hijo de
Pedro de Ponce
y de Sancha de Haro

y de María de Ayala

y de Leonor Núñez de Prado

y de María Cervantes y Ayala, hija de
Gonzalo Gómez de Cervantes, hijo de
Juan de Ayala
y de mujer desc.

y de Juana Melgarejo de las Rodas, hija de
Pedro Melgarejo, hijo de
Alonso Fernández de Melgarejo, hijo de
Fernán Pérez Melgarejo, hijo de
Juan Fernández Melgarejo
y de mujer desc.

y de Leonor de Guillén, hija de
Guillén de las Casas
y de Isabel de Creus

y de Leonor Díaz de Tours

y de Juana Ortiz

y de Catalina de Saavedra Argote

y de María Fernández Portocarrero, hija de
Luis Fernández
Portocarrero, hijo de
Diego Fernández de Córdoba, hijo de
Gonzalo Yáñez de Portocarrero
y de mujer desc.

y de Francisca Portocarrero, hija de
Martín Fernández Portocarrero,
hijo de Egidio Bocanegra

y de Francisca Portocarrero, hija de
Martín Fernández Portocarrero, hijo de
Martín Fernández Portocarrero, hijo de
Martín Fernández Portocarrero, hijo de
Pedro Fernández de la Hoz, hijo de
Gonzalo Yáñez de Portocarrero
y de mujer desc.

y de mujer desc.

y de María de Jofre Tenorio, hija de
Alonso Jofre Tenorio, hijo de
Diego Alonso Tenorio
y de Aldonza Jofre Loaiza

y de Elvira Sánchez de Velasco, hija de
Sancho Manuel de Velasco
y de Sancha García Carrillo

y de Francisca Sarmiento, hija de
Diego López de Sarmiento, hijo de
Diego Gómez Sarmiento, hijo de
Diego Pérez Sarmiento
y de María de Velasco

y de Leonor de Castilla, hija de
Fadrique de Castilla
y de Leonor de Angulo

y de Mencia López de
Stúñiga, hija de
Diego López de Stúñiga, hijo de
Diego López de Stúñiga
y de Toda Hurtado de Mendoza,  hija de
Juan Hurtado de Mendoza
y de María de Mendoza

y de Juana García de
 Leiva, hija de
Sancho de Leiva
y de María Díez de Ceballos

y de Leonor Cabeza de Vaca, hija de
Pedro Cabeza de Vaca
y de mujer desc.

y de María de Velasco, hija de
Francisco de  Velasco
y de mujer desc.

y de Constanza Guzmán de Sayas, hija de
Juan Martín Guzmán Ponce de León, hijo de
Pedro Guzmán de Hinestrosa, hijo de
Juan de Guzmán y Castilla,
hijo de Juan Alonso de Guzmán y Osorio, hijo de
Juan Alonso de Guzmán y Coronel, hijo de
Alonso Pérez de Guzmán, hijo de
Pedro Guillén de Guzmán, hijo de
Guillén Pérez de Guzmán, hijo de
Pedro Ruiz de Guzmán
y de Urraca Díaz

y de María González Girón, hija de
Gonzalo Ruiz de
Cisneros
y de mujer desc.

y de Isabel Alonso

y de María Alonso Coronel, hija de
Fernán González Coronel, hijo de
María Fernández Coronel
y de padre desc.

y de Sancha Vázquez de Acuña

y de Urraca Osorio, hija de
Alvar Núñez de Osorio, hijo de
Alvar Rodríguez Osorio, hijo de
Rodrigo Rodríguez Osorio, hijo de
Rodrigo Rodríguez Osorio
y de  Mayor Álvarez de Asturias

y de mujer desc.

y de Elvira Núñez, hija de
Obispo Nuño de Astorga
y de mujer desco.

y de mujer desconocida

y de Beatriz de Castilla y Ponce, hija de
Enrique II de Castilla
y de Beatriz Ponce de León

y de Lope López de Hinestrosa, hija de
Ruy Gutiérrez de Hinestrosa, hijo de
Juan Fernández de Fenestrosa y Arias, hijo de
Fernán González de
Fenestrosa y
Stúñiga, hijo de
Gonzalo Pérez de Fenestrosa y Stúñiga, hijo de
Pedro Ruiz de Fenestrosa y Carrillo, hijo de
Ruy Martínez
y de Elvira Carrión

y de María de Stúñiga, hija de
Fernán Ortiz y  Stúñiga
y de Teresa de Prada

y de Teresa Ceballos, hija de
Gonzalo Díez de Ceballos

y de
 Antolina de la Hoz, hija de
Martín Antolínez de la Hoz
y de Godo Galíndez de Gordojuela

y de María Arias de
Asturias, hija de
Arias Díaz de Asturias
y de Aldonza Ramírez

y de Sancha

y de Leonor Pérez de Córdoba, hija de
Martín López de Córdoba
y de Sancha Alonso Carrillo

y de Isabel Ponce de León, hija de
Juan Ponce de León, hijo de
Pedro Ponce de León, hijo de
Pedro de Ponce
y de Sancha de Haro

y de Gregoria de Sayas, hija de
Gregorio de Sayas

y de Constanza de Saavedra, hija de
Juan Arias de Saavedra, hijo de
Fernán Arias de Saavedra, hijo de
Fernán Yáñez de Saavedra, hijo de
Juan García de Saavedra, hijo de
Alonso Fernández de Saavedra, hijo de
Alfonso López de Saavedra, hijo de
Alonso Pérez de Saavedra
y de María López de Ulloa

y de Juana de Villamayor, hija de
García de Villamayor
y de mujer desc.

y de Juana Manrique de Lara, hija de
Juan Manrique de Lara, hijo de
Garci Fernández Manrique de Lara
y de Ordosenda Norbona
y de Juana de Rojas

y de María López de
Villalobos, hija de
Lope Fernández Pacheco
y de Basilia Sánchez de Villalobos

y de Violante Pérez de Castro, hija de
Paydarias de Castro
y de mujer desconocida

y de Leonor Martel de Peraza, hija de
Gonzalo Pérez Martel
y de Leonor de Peraza

y de Juana de Avellaneda Delgado, hija de
Juan Álvarez de Avellaneda
y de Constanza de Fajardo

y de mujer desconocida

y de Juana Bonilla y Pereira, hija de
Alonso de Bonilla Chacón, hijo de
Alonso de Bonilla, hijo de
Francisco de Bonilla Hernández, hijo de
Andrés de Bonilla
y de María Hernández

y de madre desconocida

y de Juana Chacón, hija de
Juan de Alarcón Rabaneda
y de Leonor Chacón Narváez, hija de
Pedro Narváez
y de Isabel Ortega de Villavicencio

y de  Juana Benita Calvo Pereira, hija de
Miguel Calvo García, hijo de
Tomás Calvo
y de Benita García

y de María de Pereira Cardoso, hija de
Lorenzo Gaspar Pereira Cardoso, hijo no documentado de
Juan Antonio Álvarez Pereira, hijo de
Juan Pereira, Fundador
y de mujer desconocida

y de Dulcehe, Biriteca, o Inés, hija del
Cacique de Quepo
y de mujer de nombre desconocido

y de Isabel de Acuña, hija de
Juan de Acuña, hijo de
Álvaro de Acuña
y de Catalina de Acuña (Atirro)

y de Isabel de Guevara, hija de
Juan de Alarcón Rabaneda

y de Leonor Chacón Narváez, hija de
Pedro Narváez
y de Isabel Ortega de Villavicencio


Volviendo a Manuel Felipe y a María Josefa Umaña

Se establece que su unión resulta trascendente por cuanto dos de las descendencias alimentan esta investigación.  Su matrimonio se fecha el 7 de enero de 1743 en la ciudad de San José (Según documentos de Fernández Piza citando el Libro 1º de Matrimonios de San José, folio 14, Asiento 1º).  Los Fernández

“Al venir a instalarse a esta zona (de los valles o del Valle Central) y más particularmente bajo la campana de la recién fundada villita dedicada al Glorioso Patriarca San José (…) tuvieron casa y solar en la villa, pero –hecho característico de la época- no vivían en este lugar, sino que alquilaban estas viviendas que por mando gubernamental fueron obligados a construir y prefirieron vivir en el Barrio del Murciélago (hoy mal llamado san Juan de Tibás) donde (…) tuvieron sus chacras con suertes de caña dulce y sus respectivos trapiches, ganado vacuno y ovejuno y platanares” (Castro y Tossi, ídem, pp. 146-147).

Pese a ser una unión aparentemente sólida de la que salieron doce hijos, el matrimonio terminó en malos términos y de hecho su finalización constituye una de las páginas de la historia criminal de Costa Rica pues cuenta Valverde (ídem) el 4 de setiembre de 1778 ella:

“murió asesinada a manos de su esposo, que le propinó un mandoble con su cruceta en la nuca, casi desprendiéndole la cabeza [frente a su hija Antonia]. Se entregó voluntariamente a la justicia, comprobándose que padeció trastornos mentales, y siendo remitido a un sanatorio en Nicaragua donde murió. (Cleto González, Anastasio Alfaro, otros). Sus hijas Lucía, María de los Santos* y Antonia Josefa, casaron el mismo día 2 de setiembre de 1778, dos días después ella fallecía asesinada por su marido, quien sufría desvaríos mentales y celos psicopáticos”.
El hecho de sangre, confirmado también por Julio Revollo (en el Nº 8 de la Revista de la ACCG, 1960, p.20) fue presenciado por su hija Antonia, única testigo de lo sucedido.  Ella precisamente se había casado dos días antes del suceso.

En los documentos que presenta Fernández Piza aparece una disolución de los bienes gananciales del matrimonio Fernández Umaña, ante el Teniente del Gobernador de San José ‘en el paraje del Murciélago [Tibás]’ “para asegurar los correspondientes bienes con participación de los hijos de ambos: don Manuel, don Felipe y don Cornelio Fernández” (ídem. p. 22).  Se ignora la posición en la que quedaron los otros hermanos.

Fueron hijos de esta unión según Sanabria (San José, p. 1005, [se adicionan a estos datos, notas de Revollo, ídem, p. 20]):
Manuel José Fernández de Val Umaña, casado en 1778 con Águeda de Alvarado Valverde;
Juan Felipe Fernández de Val Umaña, casado en 1773 con Ana Benita de Alvarado Valverde;
Cornelio Fernández de Val Umaña, casado en 1776 con Manuela Josefa Salazar Castro;
María Josefa Fernández de Val Umaña n. 1776),
Rafaela Fernández de Val Umaña (n.1778);
Antonia (Ana) Benita Fernández de Val Umaña, casada el 18 de setiembre de 1766 con Ventura Valverde;
Josefa de la Cruz Fernández de Val Umaña (n. 1763), casada con Ramón Chacón el 27 de agosto de 1787;
Antonia Josefa Fernández de Val Umaña, casada el 2 de setiembre de 1778 con Antonio de Castro. Establece Valverde que fue la “Única hija que presenció el asesinato de su madre”;
Lucía Encarnación (Concepción) "Lucha"] Fernández de Val Umaña (n. y B. en 1759, T. 1820), casada en 1778 con José Mateo de Mora Valverde;

María Eulalia Fernández de Val Umaña  (bautizada en San José en 1775.  Se le abrió mortual en 1813),  casada también en San José el 20 de junio de 1772 con

José Hermenegildo Aguilar Siles (B. en Cartago el 15 de abril de 1743 y fallecido en San José en 1809), hijo de 
Juan Esteban Aguilar
y de Agustina de Siles.  Esta unión se ha revisado en el entronque  con los Castro y con los Blanco.

y María de los Santos Fernández de Val Umaña (B. en 1753), casada con

José Felipe de Alvarado Valverde (B. en Cartago en 1752) el 2 de setiembre de 1778.  La misma ya se ha presentado en este referido apartado.


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