ALARCÓN RABANEDA
JUAN DE ALARCÓN RABANEDA
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uan de Alarcón Rabaneda aparece en las Genealogías de Cartago [pp. 101-102, Tomo I] muerto entre Trujillo y Costa Rica, en compañía del Gobernador Juan de Ocón y Trillo al venir de Trujillo, Honduras. Era, igual que su esposa, natural de Antequera en Castilla, España donde se desempeñaba como Alguacil Mayor. Es indiscutiblemente Fundador de este apellido en el país.
Se casó con Leonor Chacón
Narváez (n. 1560, T. 1633, hija de
Pedro Narváez
y de Isabel Ortega de Villavicencio.
En este
punto existe mucha discusión, pues algunos genealogistas indican a Pedro e Isabel como los padres de Juan,
en lugar de los de ella. La consecuencia
que produce la combinación de los apellidos, hace suponer que es más posible
que sean los de Leonor. En referencias que se harán en torno al
estudio de ascendencia de los Acosta
Arévalo, se referirán pruebas documentales de esta filiación.
Luego de
viuda, Leonor se casó con el Capitán Francisco Pavón). [Dulce Granados y Mauricio Meléndez, la
establecen como hija natural en el Nº 2 de la Revista de la ASOGEHI, p.
11]. Añaden que tuvieron 14 hijos,
aunque admiten haber verificado solamente diez. Prado (ídem) también lo menciona:
“Parió Isabel de Guevara el 10 de abril de 1625 estando muy pobres. Otro de sus hijos fue el Pbro. Álvaro de
Acuña, cura de Esparza en 1638 y de Mesatape en Nicaragua en 1646. (…) Juan de Acuña fue destacado en 1616 con
solo 4 hombres para prender y sofocar la rebelión de los indios de Tierra
Adentro, misión encomendada al Capitán Juan de las Alas, que fue quien despacho
a Acuña, desde Talamanca donde aquel tenía su cuartel general. Su padre Álvaro de Acuña había servido en
Perú antes de venir a Costa Rica, y tanto él como su mujer ya eran fallecidos
en 1616” (p.31).
Fueron pues hijos suyos, entre otros:
Francisco Alarcón Chacón (n. 1588, Corregidor de Garabito, Chomes,
Catapas y Abangares, según Eladio Prado, en Nº 13-14 de la Revista de la ACCG,
p.31),
Juana Chacón, casada con Pedro Enríquez, con
Francisco de Aguilar, el hijo
de
Diego de Aguilar
y de Catalina Palacios
y con Martín de Bonilla y López, hijo de
Alonso de Bonilla, hijo de
Francisco de Bonilla Hernández, virtual hijo de
Juan de Bonilla y Gómez (según Nº 2 de la Revista de la ACCG, p.
84) Para otros, como Enrique Valverde (www. anit.es/sava/fowndx.htm) fue hijo
de
Andrés de Bonilla
y de María Hernández, tendencia que se asume
en este documento
y de
mujer desconocida
y de Catalina López de Ortega,
hija de Juan López de Ortega
y de Catalina de Ortega
Las
descendencias en los apartados respectivos.
Isabel de Guevara Alarcón (n. en
España en1580, + ya en 1633), casada en 1604 con
Juan de Acuña (n. 1577, se casó en segundas
nupcias con Leonor Gómez)
“Figura al final de la conquista,
puesto que ésta iba tocando a sus lindes, ejercitando sus actividades
ciudadanas cuando otros ya habían terminado de hacerlo; comparada su actuación
con la de su famoso padre Alvaro de Acuña, resulta dentro de su modestia,
igualmente importante no obstante el pequeño círculo en que se movió (…). Brilló o solamente con la luz propia de sus
méritos personales que fueron muchos, sino que creció más por la fama y el
prestigio que le dieron las acciones de su progenitor, cuyo prestigios y
virtudes supo mantener siempre limpios.
Pereciera ser el único hijo varón y el menor de ellos del valiente
Álvaro de Acuña, nacido en Cartago en 1577 (…).
Su casa, al igual que la de su padre estuvo siempre poblada de
soldados, armas y caballos, lista para cualquier servicio real, ayudando él en
todas las ocasiones en que se le requirió, principalmente cuando asistió como
Alférez bajo las órdenes del Sargento Mayor, su amigo inseparable Juan de las
Alas, al castigo y a sofocar los indios de Tariaca que se habían rebelado
contra los españoles; asimismo tomó parte muy importante en 1615 en la expedición en que fue con el
citado Juan de las Alas a combatir la insurrección de los indios de Tierra
Adentro, en cuya jornada, hecha en pleno invierno, transitando por malos
caminos y veredas, sufriendo hambres y pasando grandes trabajos de toda suerte,
hizo los gastos de esta salida, como casi todos sus compañeros, por su cuenta,
regresando a Cartago después de haber obtenido un resultado feliz en la
expedición.
En 1619 habiendo transcurrido la insurrección de los indios de los pueblos de Aoayaque, a
orillas del río Tarire, de los Cureros y Hebenas, cuyos indios entraron
robando, quemando las sementeras de la Tierra de Adentro, donde dieron muerte a
Fray Rodrigo Pérez, su doctrinero, entró con el Gobernador y Capitán General D.
Alonso del Castillo y Guzmán, a su castigo; en esta ocasión desempeñó el cargo de Alférez de Infantería y
prestó valiosa ayuda a la expedición punitiva por su arrojo, por su larga
experiencia militar, por el conocimiento que tenía de esas regiones, debiéndose
a su habilidad y tino que terminase pronto la jornada, aún cuando lo mismo que
a su compañero Juan de las Alas, los alcanzase y cubriese la misma
responsabilidad por la cruel emboscada en que el Gobernador hizo caer a los
confiados e infelices indios, a quienes con el pretexto de que debían asistir a
la iglesia recién construida con el objeto de oír la misa y estando en paz y
una vez dentro de ella, se les redujo a prisión, se les aherró con cadenas, no
respetando edad, ni sexo, obligándoseles a seguir luego como prisioneros de
guerra del Gobernador hasta Cartago, donde algunos de ellos fueron repartidos
entre sus amigos y los más, tras largo y lento proceso; fueron muriendo de
hambre, por las enfermedades y por otras causas en la Ermita de la Soledad que
les sirvió de cárcel (…).
Si como militar fue digno de notarse, como hombre civil desempeñó
los más importantes cargos públicos de su tiempo: Alcalde de la Santa Hermandad
por elección del Cabildo de Cartago. Procurador Síndico, Teniente de correo
mayor, Fiel Ejecutor en distintas ocasiones y además Alférez de la Compañía de
Infantería Española de la ciudad, por renuncia de su cuñado el Capitán García
de Quirós.
Fue en general un hombre probo en todo sentido, lleno de virtudes
privadas, de buenas maneras en sus portes, que supo inculcarle su progenitor,
de quien las recibió y con el cual aprendió la doctrina cristiana, a leer,
escribir, a ser un buen ciudadano temeroso de Dios y cumplidor de la palabra
empeñada, como lo expresan claramente en su información de méritos y servicios
los Capitanes Alonso de Bonilla, Francisco de Ocampo Golfín, Juan Solano el
mozo y su compadre Baltasar de Ortega y Andrés de Céspedes, sus compañeros de
fatigas y contemporáneos, quienes pudieron tratarlo de cerca y juzgarlo a sus
anchas
En sus hijos quedó perpetuado su apellido, que es de factura
portuguesa y muy común en el solar tico” (Víquez Segreda en Revista de la
ACCGH, 1960, pp.46-48)
Por su parte para
Valverde indica que:
“Nació en 1535 en la Villa de
Alcántara, Extremadura, España. Murió en 1602 en Cartago, Costa Rica. Entró con
las huestes de Vázquez de Coronado. Formó parte de la expedición de Pedro de
Urzúa en busca de El Dorado Fantasma, por lo que viajó por el Marañón en 1560.
Asesinado ese caudillo por los rebeldes Lope de Aguirre y Hernando de Guzmán,
se adhirió a estos, razón por la cual su nombre figura entre los que se
mandaron a prender por este motivo, en el Perú, el año de 1562. Llegó prófugo a
Costa Rica en 1564. Fue con Diego de Ribera a la jornada de Aoayaque en 1568.
En 1569 recibe la encomienda de Atirro con 300 indios. en 1570 acompañó al
Gobernador Perafán de Rivera en su expedición al río de La Estrella,
distinguiéndose como un hombre muy esforzado. Con el Capitán Juan Solano llegó
hasta el Valle de Guaymí y fue uno de los fundadores de la Ciudad de Nombre de
Jesús. En 1577 era regidor y Procurador general de la ciudad de Cartago. En
1580 tenía una bien formada hacienda en las vecindades de Cartago, en el lugar
nombrado hoy La Lima, con ganado y frutales. Murió en la ciudad de Cartago.
Hizo probanzas ad perpetuam en 1577 (Fernández León, 1881-1907, III: 219-225)
en la de su hijo Juan de Acuña (op. cit. p. 252-303), es donde se habla de su
participación con Ursúa. Hay biografías extensas de este personaje en Jiménez,
Manuel, J. 1946-49, I:297-304; Víquez, Juan Rafael (mss); y Robert Luján
Enrique. 1953. (Meléndez) Manuel de Jesús Jiménez hace un relato suyo
denominado "Alvaro de Acuña, el del Dorado" (M. de J. Jiménez)”.
hijo de Álvaro de Acuña [n. 1535, uno de los
extremeños que embarcaron a América en busca del Dorado]. Aparece en el Diccionario Biográfico de Costa
Rica de Ricardo Fernández Guardia (1941, p. 5) en los siguientes términos:
“Formó
parte de la expedición de Pedro de Urzua en busca de El Dorado por el Río
Marañón en el año 1560. Asesinado este
caudillo por los rebeldes Lope de Agüirre y Hernando de Guzmán, se adhirió a
estos y su nombre figura entre los que se mandaron prender en el Perú en 1562. Llegó a Costa Rica prófugo en 1564 y fue con
don Diego López de Ribera en 1568 a la Jornada de Aoyaque. En el año 1570 acompañó al Gobernador Perafán
de Ribera en su expedición al río de la Estrella, distinguiéndose como hombre
muy esforzado. Con el Capitán Juan
Solano llegó hasta el valle del Guaymí y fue uno de los fundadores de la ciudad
de Nombre de Jesús. En 1577 era regidor y procurador de la ciudad de Cartago
donde murió”.
y de Catalina Acuña (“De Atirro” confirmada
en Cartago en 1606 [fallecida ella y su esposo ya en 1616] Aparecen en
Sanabria, Cartago, Tomo I).
Además de
Juan, ellos tuvieron como hijas a:
María Acuña, casada con García de Quirós y a
Isabel de Acuña [1575, casada con Gaspar
Pereira Cardoso] según consta en las Genealogías de Cartago de Sanabria, p.
23, Tomo I). En la ascendencia de él
habrá que reparar luego, pues presenta conflictos dentro de este tipo de
estudios. Asimismo se revisarán posteriormente
estas descendencias.
Por su
parte Isabel de Guevara y Juan de Acuña
aparecen en Sanabria. Cartago (p. 23, Tomo I) como padres de:
Juan Alarcón Rabaneda (n. 1610),
Andrés Acuña,
Pbro. Álvaro Acuña,
Francisco Alarcón,
Ana Guevara, casada con Francisco Rodríguez de Sosa,
María Acuña (n.1606),
José Acuña,
Isabel Acuña (n.1622), casada con
Sebastián de Quirós (+ ya en
1668), Esta ascendencia se revisará posteriormente, así como su descendencia al
entroncar con los Ocampo Golfín
y a Salvador de Acuña (n.1619), casado con
Isabel Valverde, padres de
Isabel de Acuña Valverde, casada
con
Francisco de Paula Herrera, padres
a su vez de
Inés de Herrera, casada con
Juan Bautista Blanco Zapata,
Fundador de este apellido y con vínculos fundamentales en este documento, los
cuales se estudiarán posteriormente en el apartado respectivo.
y de María de Herrera Acuña, casada con
Juan de Dios Esquivel Coronado,
ascendencia que se revisa en el apartado Segura.
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