jueves, 6 de noviembre de 2014



1.2. Fuentes recomendables para consulta


C
osta Rica expresa un reciente interés por el rescate de la tradición genealógica.  Relativamente es hasta hace poco tiempo que se ha propiciado un ambiente de mayor interés en torno a este tema.   Tradicionalmente ha sido la Academia Costarricense de Ciencias Genealógicas la encargada de esta tarea de preservación de este patrimonio (Castro y Tosi, Segura Rodríguez, Eugenio Doersam, Hernán Fuentes, Mario Barrantes, entre muchos otros). 

Recientes trabajos de investigadores más jóvenes, abren una nueva perspectiva en torno al rescate de esta naturaleza en el país.  Nuevos recursos, mayor conciencia en torno a una búsqueda más exhaustiva y plena de cuestionamientos dirigen los esfuerzos hacia un trabajo más minucioso y perfeccionado que el que podía lograrse en años anteriores. No obstante, la disponibilidad de recursos para la investigación histórica resulta más artesanal que práctica, motivo por el cual debe disponerse de una mística de trabajo y de un nivel de disciplina particular para encargarse de estas tareas; características que definitivamente no todo el mundo posee.

Por ello resulta importante ayudar a orientar esta búsqueda a aquellos interesados que deseen ampliar los alcances de este documento o que quieran prolongar el estudio en alguna de las ramas que se utilizan en él.  A fin de amplificar estos comentarios se anexan reportes de Mauricio Meléndez en su sección electrónica del Periódico La Nación, que pueden ser de mucha utilidad para los investigadores en estas materias. Investigaciones de Monseñor Sanabria Martínez en torno al rescate de libros de registros parroquiales (Cartago, Heredia y San José), así como aportes de Rafael Obregón (Alajuela), Cleto González (Heredia) y de otros eminentes historiadores han dejado esfuerzos valiosos que en el medio de toda la información disponible resulta poca para registrar este tipo de informaciones. 

Las obras de Sanabria están disponibles en el Archivo Eclesiástico de la Curia Metropolitana, así como (en el caso de los libros de Cartago) en la Universidad de Costa Rica (Sede Central y Occidente).  Un trabajo que es importante para los interesados en el desenvolvimiento de las familias que se desean evaluar en este documento, es indudablemente el estudio sobre familias ramonenses de Vinicio Fournier, obra invaluable para el alcance de los intereses de los descendientes de los pobladores de esta zona. Otros esfuerzos aislados de pequeña difusión son factibles de ser encontrados en ciertas bibliotecas, pero su seguimiento es hasta cierto punto complicado y dependerá de la revisión de los archivos bibliográficos de instituciones diversas.

La accesibilidad al Archivo Eclesiástico, donde se pueden apreciar no solo los índices y recopilaciones, sino que también los de defunciones, bautizos y matrimonios de todo el país; constituye un tipo de fuentes imprescindibles en este tipo de proyectos.  Se adjunta un índice de registros de microfilmes que los mormones han realizado para uso personal pero que a cambio donaron una copia al archivo de la Curia.

El esfuerzo de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días por el rescate de las genealogías en todo el planeta, facilita el acceso de informaciones aunque con un cierto margen de restricción y confiabilidad.  En San José se encuentra el Centro de Investigaciones Genealógicas que salvando ciertos permisos puede ser accesados. También el Archivo Nacional puede ser una fuente importante fuente de consultas, que en el margen de lo comprensible tiene un acceso ilimitado.   Ellos manejan el registro de mortuales y documentos de carácter político y administrativo de la región que siempre nutren la búsqueda de datos en torno a familiares anteriores.

Recientes proyectos de los Periódicos La Nación y La Prensa Libre ponen al alcance general los resultados de trazados genealógicos.  En el primero de los casos se hacen entregas electrónicas de esta información en la sección de especiales de su página web.  En el segundo se hacen publicaciones los días jueves. Si bien este tipo de trabajo sería interesante de manejar por Internet, aún en Costa Rica no existen proyectos de esta especie, siendo la alternativa de La Nación la única disponible para este sentido.  No obstante, para que esta información sea de utilidad debe contarse con datos para la búsqueda al menos a la altura de finales del siglo XVIII a fin de poder acceder a épocas incluso de la conquista.  En cualquier sentido, la búsqueda electrónica de nombres en el texto resulta muy práctica y acelera los procedimientos de trabajo.  Al menos, de momento sería la única posibilidad de consulta digital. 
El Registro Civil es una alternativa prácticamente descartada, primero por la dificultad para hacer consultas allí, y segundo porque solamente serviría en casos en los que la información que se busque sea anterior a la década del ochenta del siglo XIX, pues ésta es la fecha de creación.  No se olvide que las genealogías de Monseñor Sanabria  cubren básicamente hasta 1850.  Solamente las de Obregón alcanzan hasta 1900 (Alajuela).

Las fuentes libres de acceso gratuito en Internet no son buenas ideas, a menos de que se tenga muy buen control de los ascendentes en  el país de origen de las mismas.  Estados Unidos, Chile y España tienen buenas alternativas.  Lo mismo sucede con las páginas heráldicas, que dan más posibilidad en torno al origen de los apellidos y eventualmente ofrecen una buena oferta de escudos heráldicos, que aunque no son necesariamente los que corresponderían a cada familia y no se ajustarían a las exigencias temáticas de Castro y Tossi.  En definitiva, en las carreras de la vida moderna difícil resultaría actualizar, si no ridículo, los títulos nobiliarios (si es que se tuvieran) y demostrar hidalguías y noblezas a las instituciones dedicadas a estas actividades en países europeos, que serían los encargados de validar títulos y escudos. Recursos no menos interesantes son las entrevistas con personas mayores, con los cuales se pueden obtener buenos datos, pero que siempre deberán ser verificados en documentaciones escritas por los juegos de la memoria. 

Un recurso también interesante, y normalmente no aprovechado lo constituyen las esquelas, que suelen contener datos importantes, aunque por su costo económico han dejado de ser utilizadas por parte de las familias costarricenses.

Como se ve, existen fuentes, pero debe estructurarse y organizarse muy bien la información para hacer un uso satisfactorio de ellas.  La tarea no es sencilla, pero ofrece la posibilidad de rescatar un patrimonio casi olvidado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario