2.4.
Aspectos coyunturales de la conquista y de la colonia:
M
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La entrada a Costa
Rica se produjo más bien por coyunturas casuales en la búsqueda de un canal o
espacio entre las masas oceánicas que bordean el continente. De otra manera hubiese sido una llegada aún
más tardía la que se hubiese producido.
Filosóficamente
pareciera que fue así, pero siendo realistas, fue el motivo de menor peso. Elementos como la concentración de la
producción, la explotación de las riquezas,
el cobro de los tributos, la dominación por la dominación, el
sostenimiento de privilegios económicos y sociales y el cierre del acceso al
poder civil forman las metas elementales del binomio Iglesia-Poder político
desde el medioevo.
Ahora, en la fórmula
expuesta no hay ninguna novedad. Se le aprecia en cualquier asentamiento humano
desde el primer momento de la historia, haya tenido o no algún contacto con los
bloques sociales en referencia. Recurrir a la mezcla de factores que sustenten
la ideología dominante, es cosa muy vieja. Alrededor de ésta, eso sí, se
generaron manifestaciones populistas que constituyeron caracterizaciones de la
masa.
En algún sentido
formaron subculturas identificadoras (justificadas circunstancialmente en la
confluencia de parámetros demográficos, geográficos y psicológicos) que se
sedimentaron con fuerza al sistema predominante. Esto en virtud de que la
mayoría se identificó con éstas, pues ellos mismos las diseñaron en función de
su ingenio y como respuesta natural a sus contextos. No puede esperarse una similitud homogénea en
la conducta y el comportamiento de todos los componentes de un grupo. Es
natural comprender, que en la conformación de los asentamientos contemporáneos
habrá representatividad de diferentes estratos, y a su vez, de pequeñas
asociaciones de inferior visibilidad.
A veces la visión
reduccionista ofrece problemas de apreciación, ya que lo normal es estudiar
estas relaciones a partir del todo.
Visto de modo
inverso, tal vez parezca más comprensible, en un criterio más amplificante.
Pequeñas células sociales de individuos (familias) en conjunto forman un
espacio común de conveniencia (barrios). Estos estratos (cada una caracterizado
por criterios económicos, sociales, educativos, étnicos, raciales, religiosos)
serán englobados en una estructura mayor (pueblos, distritos, cantones).
Las agrupaciones que
ya tienen una identidad mayor (aunque una composición mixta) se diversificarán
en funciones acordes con su posición geográfica (se entiende que se trata de un
bloque mayor de personas) y con la generalización demográfica predominante
(actividades económicas: comerciales, industriales, académicas, políticas,
religiosas, artesanales, recreativas, etc. que encauzan las particularidades
del conglomerado) forman un conjunto mayor que se encuentra integrado y
vinculado en sentidos concretos (idioma, religión, tradición, costumbre,
intereses económicos, sentido de la sobrevivencia, ideología, conveniencia) y
en los que aceptan integrarse (provincia, país, comunidad de países). Es natural suponer que estas
identificaciones surgen de la interacción conjunta y de la satisfacción de
necesidades válidas en temáticas como la seguridad, la economía, la
familiaridad y la tenencia de códigos comunes.
Ahora bien, cabe
destacar que cada uno de los criterios que intervienen en la formación de los
bloques presentados, tienen relativa o definida influencia, en su interacción.
Asimismo hay una repetición de elementos básicos como lo son la religión, la
economía y la política en la reconfiguración de las células que componen la
estratificación. La legitimación social,
la tradición y la transmisión generacional (física y oral) son los mecanismos
elementales de preservamiento de la identidad cultural.
A través de las
diferentes manifestaciones quedará registro de su existencia y de sus
vivencias, y con ellas, dejará constancia a las sociedades del futuro de su
acción. Lamentablemente de camino se pierde mucha información y casi nunca
puede dimensionarse la magnitud real que experimentan los asentamientos.
Separar los elementos
conformadores de la estructura cultural es imposible. En primera instancia, no
es factible aislar uno de los otros. Por otro lado, a razón de querer
visualizar cada componente de manera separada tendría que tenerse una noción de
su momento de origen y de la razón de su aparición, lo cual es inalcanzable,
pues las raíces de los mismos se encuentran perdidas en el tiempo.
Finalmente la
aparición de manifestaciones populistas genera que se pierda la condición
causa-efecto de las expresiones. En un punto determinado es imposible señalar
al creador y a los intereses de esta inclusión en el patrón social. En resumen,
cultura es todo. Mosaico receptor de los hombres y de sus tiempos, testimoniados
en un inconsciente masivo y masificador, que guarda en sus compartimentos la
inmemorialidad del ser pensante. Trasciende así su naturaleza efímera, que en
si misma no deja huella en la agenda de los tiempos.
En la sociedad
colonial será un fenómeno interesante la formación constante de nuevos núcleos
poblacionales. En algunos casos
respondía a los intereses de control de la propia Corona española en busca del
dominio del territorio nacional desde puntos diversos.
Posteriormente
respondería a los propios intereses de los ya nacionales, que por un lado
buscaban nuevos puntos de interés y desarrollo, siendo Cartago en todo momento
la zona primada de la provincia. En
otros casos podrían empezar a especularse situaciones en torno a los intereses
sefarditas. Lo único claro era que
habían habitantes que deseaban alejarse en la medida de lo posible del control
de Cartago, y ello es no solo un hecho innegable, sino que aunque será para
siempre un misterio, conforma un razonamiento de peso en el poblamiento del
territorio. Para la iglesia será no obstante un motivo de
queja reiterada, que ha quedado definitivamente en las páginas de la historia
eclesiástica. En esta condición, siempre
habrá un desplazamiento de la hegemonía española, transmitida a través de hijos
y yernos.
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